domingo, 12 de agosto de 2018

La expansión de las fiestas taurinas en el Peru




Juan Manuel Roca Rey, empresario de Acho

En Acho se ha marcado un hito. Ángel Teruel había ganado dos Escapularios de Oro consecutivos,
pero Andrés Roca Rey acaba de encadenar tres galardones. Es un orgullo para América Latina, para Perú, para la propia España…
Acho es una Plaza con solera. Aquí han venido padres, hijos, nietos, bisnietos… Son 250 años de historia. Esto es un monumento. Y, del mismo modo que alguien guarda silencio al entrar en una catedral, aquí hay también un sentimiento especial, que invita al recogimiento en los momentos más íntimos de la corrida, pero también a la alegría que siempre hay en este coso.


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Una muestra de la expansión de las fiestas taurinas, la vemos en las “Constituciones y ordenanzas de la Universidad de San Marcos”, en la cual se estableció que los graduados en San Marcos debían costear una lidia taurina, y además se obligaba al que se doctorase a dar toros que se corran el día del grado.

Desde 1555 el Ayuntamiento de Lima, tenía designados cuatro días al año para las fiestas de toros en la Plaza Mayor, así, los grandes acontecimientos de carácter religioso y otros de índole político tuvieron siempre el fondo de una fiesta de toros




Del caballo al torero a pie

Como hemos señalado, la fiesta taurina se difundió en el pueblo peruano, y cuando en España el toreo a pie gana mucha popularidad y se deja al caballo de lado, lo mismo ocurre en nuestro país, junto con este cambio, surgen los toreros de color negro, mejor dicho en ese momento esclavos, algunos de los cuales llegaron a comprar su libertad, se dice que los toreros negros se formaban en el campo, y luego, muchos de ellos venían a Lima a trabajar en las más diversas actividades, pero no olvidaban su afición ni habilidades taurinas20 .

Así llegó el momento en el cual los toros no constituían el espectáculo de una elite, pues humildes hombres de pueblo, esclavos negros, desafiaron a los toros sin más defensa que un trabajo y en el mejor de los casos una capa; de esto aconteció que hombres y mujeres de todas las clases sociales compartieran la misma afición, con igual vehemencia y ardor, de tal manera que los toros se convirtieron en el espectáculo más democrático21 .



Igualmente hay todo un proceso en la forma de ejecutar el toreo a pie (que al inicio se ejecutaba en forma rudimentaria), así como en la vestimenta del torero.

Como podemos apreciar, si bien es cierto tanto los toros, como la llamada fiesta taurina son producto de la llegada de los españoles al Perú, no es menos cierto que el pueblo peruano, fue incorporando a sus tradiciones estas fiestas como suyas, no se trataba de un calco de las fiestas taurinas españolas, sino que se fueron dando algunas peculiaridades originarias de la identidad del pueblo peruano.
W.S. Ruschenberger (1807-1895) que estuvo en Lima entre 1832 y 1833 y dejó un relato de cómo era una corrida de toros en Acho en esos años, en su libro Three years in the Pacific: “La excitación de las escenas de la Plaza de Acho y de la Alameda produjeron en mí y en algunos de mis compañeros algunos dolores de cabeza. A pesar de la crueldad de la fiesta, una corrida de toros causa una agradable excitación, por el gran concurso del pueblo y la infinita variedad de vestidos y caracteres que se presentan a la observación.
Nos dice Juan Manuel Ugarte Elespuru 24 que el toreo es una pasión que no todos comparten, ni entre nosotros, ni en España misma, pero es algo que está arraigado en el sentimiento multitudinario que se refleja en la adhesión individual. Soy antiguo aficionado y siento por el arte de torear un respeto y una admiración casi míticos, tal como, me parece, se sentía también antaño 25 . Ahora es más espectáculo que rito, pero aun con todos los reparos que al actual espectáculo puedan hacérsele, siempre será el reto de dos castas que se enfrentan en un desafío, la del hombre y la del toro, en cuyo trasfondo está posible la muerte. Por ello es grandioso y significativo además de bello, lo que hace disculpar lo cruel y violento que conlleva.
para don Juan Manuel Ugarte Elespuru el toreo era un arte; y si bien es cierto su opinión la consideramos no sólo por sus conocidas cualidades personales, sino porque ha sido director en la Escuela Nacional de Bellas Artes por casi tres décadas. Es sumamente revelador cuando Ugarte señala que las costumbres en el espectáculo taurino eran rudas y primitivas, pero valora que dentro de esa rudeza había que destacar las calidades artísticas de los toreros; así, señala “pues si bien en algunos de ellos –refiriéndose a los toreros- había eficacia en el hecho de matar toros, este trajín siempre se liga al comentario de la vistosidad en el hacerlo” 
Como sabemos la Plaza de Toros de Acho, ha sido declarada Monumento Histórico de Lima, (es la tercera plaza de toros por su antigüedad en el mundo, después de la Maestranza de Sevilla y la de Zaragoza). Se inauguró en 1766. De esta manera se consolidaba el entonces llamado, sitio del Hacho como escenario definitivo de la fiesta de toros en Lima, luego de 2 siglos en los que la lidia de toros se realizó en el marco de plazas públicas, entre ellas la Plaza Mayor, y otros lugares especialmente acondicionados para la ocasión, tiempo en el que las corridas de toros fueron echando raíces en la población peruana.
Según los estudiosos del tema, se estima que existen en el Perú más de 500 festejos taurinos cada año en casi todos los pueblos del país, ya que las fiestas patronales o las Fiestas Patrias son celebradas con corridas de toros que se combinan con el color, la música y diversiones que se agregan a la festividad, lo que las hace más atractivas para el pueblo (o diremos para aquellos a quienes les gusta participar de este tipo de espectáculos).
Plazas de Toros en el Perú, las corridas se dan en las plazas de los departamentos de Cajamarca (Chota, Cutervo, Celendín, Lajas, Llacanora, San Pablo, Huambos, Llama, Sucre, Sócota, Jesús, Llapa, Matana, Hualgáyoc, Querocotillo, Contumazá, Bambamarca, San Miguel y San Marcos), Lambayeque (Tumán), Puno (Ayaviri y Macari), Arequipa (Caravelí, Miraflores, Chuquibamba y Viraco), La Libertad (Paiján, Trujillo, Tallabamba, Santiago de Chuco, Huamachuco y Chuquinga), Ica (Guadalupe), Huancavelica (Huancavelica), Ayacucho (Coracora, Puquio, Pausa, Chaviña, Incuyo, Aicará y Sancos), Junín (Concepción, Huancayo, Huasa Huasi, Monumental de Sicaya, Orcotuna, Palca, Palcamayo, San Pedro de Cajas, Sicaya y Yauli), Cusco (Maranganí y Sicuani), Ancash (Huallanca, Recuay, Ranrahirca, Carhuaz, Huari y Ticapampa), Huánuco (La Unión), Apurímac (Chalhuanca y Andahuaylas) y Puno (Ayaviri, Macusani) y mas.



¿Son los espectáculos taurinos una manifestación cultural?

La cultura es en general, todo lo que aprenden las generaciones y los individuos en el curso histórico de su convivencia social. Es una forma de vida, es una manera de ser, un modo de pensar y sentir, y un peculiar sentido de hacer las cosas cotidianamente; comprende diversos elementos: las creencias, el arte, la moral, la tradición, las costumbres, (entre otras), y cualquier otro hábito adquirido y compartido por hombres y mujeres en la vida social, que constituyen un legado de siglos de historia común. También se debe tener presente que la cultura no es homogénea ni estática, se encuentra en constante movimiento, y se debe comprender dentro del significado del pluralismo, que como sabemos tiene como componentes, la tolerancia, el reconocimiento a las diferencias y la solidaridad. De otro lado, también es importante reconocer que la articulación cultural no siempre es armoniosa, por el contrario hay contrastes y contradicciones entre los diversos sectores sociales, (como en el caso de los espectáculos taurinos no sólo en el Perú sino en otros países), lo cual no impide que todos (como en el caso del Perú) participen del mismo patrón cultural.
El  Estado Social y Democrático de Derecho, la Constitución cultural y los derechos culturales, estableciendo que, en una sociedad poliétnica y multicultural como la nuestra, el Estado asume, por un lado, el deber de respetar y promover las manifestaciones culturales siempre que ellas no contravengan los principios constitucionales, los valores superiores y los derechos fundamentales de todos los peruanos reconocidos en la Constitución.

FUENTE; ANÁLISIS DE LA STC EN EL EXP. 042-2004-AI/TC